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"El plazo es cuando caiga el sol", dijo el coronel Lima Castro, portavoz de la Policía Militar (PM) a la prensa, en una de las entradas del Complexo do Alemao, consultado sobre hasta cuándo los traficantes escondidos tienen tiempo para acatar la petición de rendición de la policía.
"Tenemos equipamiento de visión nocturna y superioridad numérica", añadió Lima Castro. "Todo lo favorable, es favorable a nosotros. (...) Podemos combatirlos por aire, por tierra. (...). Ellos (los delincuentes) están desgastados, estresados, no están en condición física de alimentación, están sin alimento, sin agua, sin reposición de armas", añadió el portavoz. "Nadie quiere un baño de sangre, que bajen de ahí", exhortó a los traficantes, tras una semana de enfrentamientos entre autoridades y delincuentes que ya deja 35 muertos.
Con el conglomerado de favelas cercado por militares armados, apoyados por tanquetas con ametralladoras de grueso calibre y helicópteros, las autoridades han señalado que esperan que los delincuentes se entreguen antes de lanzar una ofensiva directa.
"No vamos a retroceder en la decisión de pacificar Río. Estamos llegando a los momentos finales para alcanzar a los traficantes que están en Alemao", dijo más temprano el comandante general de la Policía Militar (PM), Mario Duarte, cuyos 17.500 hombres son apoyados por 800 efectivos de las fuerzas armadas.
Mientras tanto, los blindados militares se posicionaban en las entradas del Complejo.
La TV Globo señaló citando fuentes policiales que una treintena de traficantes podría haberse entregado. La información no pudo ser confirmada por la AFP por el momento.
El masivo despliegue ocurre dos días después de que la policía lograra recuperar el control de la vecina favela de Vila Cruzeiro, desde donde centenares de narcotraficantes huyeron hacia el Complexo do Alemao. Según la PM, se trata de entre 500 y 600 delincuentes que se refugian en esas 15 favelas de esta región en la que viven 400.000 personas.
La dificultad topográfica de la zona, sus callejuelas sin visibilidad, y la altísima densidad de pobladores implican un riesgo máximo para una eventual incursión directa, explicaron portavoces policiales.
El sábado, se produjo un solo tiroteo de intensidad que duró unos 30 minutos a media tarde, después de que los delincuentes dispararan a un helicóptero de la Policía civil, constataron periodistas de la AFP.
El grupo cívico Afroreggae, que trabaja con integración social a través de la música en las favelas de Río y tiene en el Complexo do Alemao uno de sus principales centros de actuación, intentó mediar para evitar un posible enfrentamiento entre criminales y Policía. Su director, José Junior, estuvo durante varias horas en el Complexo do Alemao y al salir, señaló que entre los traficantes "nadie habló de que quiere un enfrentamiento". Pero eso "no quiere decir que no lo habrá", advirtió.
Muchos habitantes de la favela dejaron sus hogares y llevaron con ellos sus pertenencias por temor a que aumente la violencia. "Esperamos que las cosas mejoren. Quiero que esto se resuelva (...) porque si no, no podremos volver nunca a casa", dijo a la AFP una joven que solo se identificó como Carla, de 26 años, en una de las entradas de Nueva Brasilia, otra de las favelas del complejo.
En la noche del sábado, el gobernador Sergio Cabral divulgó una nota en la que dijo que las operaciones "son esenciales para garantizar el ir y venir de las personas" y que su propósito "es seguir adelante sin cualquier retroceso en la búsqueda de la liberación de personas del poder de criminales".
El Complexo do Alemao es un reducto dominado por el Comando Vermelho (Rojo) (CV), uno de los grupos criminales más antiguos de la ciudad y uno de los tres grandes del narcotráfico carioca. Su líder, conocido localmente como Marcinho VP, es acusado por la policía de ser uno de los responsables de la ola de incendios y ataques contra puestos policiales de esta semana en Río. El traficante, que está tras las rejas, fue trasladado a un presidio de máxima seguridad del alejado estado de Rondonia.
La violencia estremece Río de Janeiro desde el pasado domingo, cuando comenzaron los incendios de vehículos y ataques contra puestos policiales que desataron la respuesta de las autoridades, en la ciudad que será sede de los Juegos Olímpicos-2016 y albergará una sede de la Copa del Mundo-2014.
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